Los gatos necesitan estar familiarizados con su entorno para encontrarse lo mas cómodos y seguros posible y necesitan tiempo para adaptarse a lo desconocido. No suelen estar familiarizados con el transportín, el coche ni la clínica veterinaria y hemos de ser conscientes que el gato necesita tiempo para habituarse. Manténgase en calma. Los gatos pueden percibir nuestra ansiedad o frustración y esto les puede provocar ansiedad o miedo. El castigo o el uso de la fuerza son contraproducentes en la especie felina. Premiar las buenas conductas alienta el comportamiento positivo. Por ejemplo, premie a su gato cuando se encuentre cerca o dentro del transportín en casa, o cuando se relaje mientras le tocamos las orejas, las patas o la boca (actuaciones que llevará a cabo el veterinario en la consulta). De este modo le haremos asociar la visita al veterinario con sensaciones positivas. Lo podemos premiar con caricias, alimento o juegos.

El objetivo es que su gato asocie el transportín con experiencias positivas y se acostumbre a entrar a él voluntariamente. Coloque el transportín con la puerta abierta en la habitación de la casa donde el gato pase más tiempo, convirtiéndolo de este modo en un objeto cotidiano para él. También es importante colocar dentro del transportín alguna manta/cojín/ropa del propietario que el animal ya conozca. Su olor familiar hará que el gato se sienta más seguro. Del mismo modo, las golosinas podrían ser un buen estímulo para que el gato entre voluntariamente al transportín. Tenga paciencia porque los resultados pueden tardar incluso semanas en llegar. En ocasiones, ante la falta de éxito, debemos considerar cambiar el modelo del transportín. Es importante que no persiga al gato con movimientos bruscos para cogerlo e introducirlo en el transportín.

Los transportines con una puerta superior son una buena opción para aquellos gatos que se resisten a entrar, ya que permiten introducirlos con suavidad. Una alternativa consiste en desmontar la parte superior de un transportín rígido convencional, colocar al gato en la bandeja inferior y montar la parte superior con el gato dentro. En el momento de la consulta con el veterinario, es de gran utilidad para aquellos animales que rehusan salir del transportín, ya que podremos desmontarlo y examinar al gato dentro del mismo. Existen análogos sintéticos de la feromona facial felina que ayuda a disminuir el nivel de estrés del gato tanto para acostumbrarlo al transportín, como para el transporte. Además, algunos gatos se sienten más confortables si se cubre el transportín durante el trayecto con una toalla o manta, sintiéndose de esta forma más protegidos. Acuérdese de fijar firmemente el transportín con el cinturón de seguridad para reducir los vaivenes y frenazos debidos a la conducción.

Los gatos son muy sensibles a los olores, y la reintroducción de uno de ellos tras venir del veterinario puede hacer que un gato ya no reconozca a otro y se generen situaciones de tensión entre ellos. Para evitar agresiones, es conveniente dejar el transportín cerrado a la vuelta de la clínica hasta comprobar que los ánimos están calmados y todos parecen tranquilos y pacíficos. Otra vez, el uso de las feromonas sintéticas podría ser de gran utilidad. En caso de que estas recomendaciones fallen, póngase en contacto con nosotros y le daremos otras pautas útiles.